Trasparencia Financiera

 Aclaración pública:

     Ante los reiterados cuestionamentos que han afectado a la iglesia evangélica este último tiempo, permítannos señalar:

Que, la Iglesia Alianza Cristiana y Misionera es una institución que no tiene "Obispo(s)" que concentren en sí todo el poder y las determinaciones, ya que su administración es Congregacional, es decir, cada iglesia cuenta con un Directorio o Consejo Ministerial, compuesto, entre otros, por un diácono(isa) de Tesorería, quien en conjunto con la Comisión de Finanzas, el Directorio, y la misma Congregación, administran los recursos humanos y financieros, asignándole al pastor una mensualidad fija, acorde con las posibilidades de la iglesia local y las exigencias laborales que deba desempeñar. 

Que, todo se hace ordenadamente y con los debidos respaldos, según lo ha podido comprobar recientemente el Servicio de Impuestos Internos.

Que, en la Iglesia Alianza Cristiana y Misionera existe una comisión local y otra nacional que realizan revisiones de libros y finanzas de manera periódica, a fin de que todo recurso económico sea admninistrado de forma ordenada, transparente y sin la intervención directa del pastor, no porque se desconfíe de él, sino más bien para salvaguardarle de comentarios malintencionados. De modo que los aportes hechos por los miembros y simpatizantes a través de sus diezmos, ofrendas y acciones de gracias son destinados íntegramente al uso que la Congregación o Iglesia estime conveniente y de acuerdo al consenso de la misma.

Que, no podemos desconocer que, como en todo tipo de trabajo, hay elementos que no sirven a la "Institución" sino que se sirven de la "Institución", basta encender el televisor para darse cuenta como "Instituciones" que en el pasado gozaban de credibilidad y respeto, hoy son vistas con desconfianza y desdén. En honor a la verdad, no son las "Instituciones" las responsables, la culpabilidad recae en las -malas- personas que componen dichas "Instituciones", y -lamentablemente- la Iglesia no está ajena a esta verdadera lacra social.

Que, siendo que los cristianos regimos nuestra fe y conducta por las órdenes (no sugerencias) establecidas en la Biblia, es recomendable volver a estudiar aquellas verdades que, a fuerza de tanto repetir, se terminan aceptando como normales.

Que, La Biblia no está de acuerdo con la avaricia y las ganancias deshonestas y, por lo mismo, desaprueba a los pastores (obispos) que se olvidan de cumplir los requisitos y exigencias que dicho cargo les demanda. Pablo dice: "Porque raíz de todos los males es el amor al dinero; el cual codiciando algunos, se extraviaron de la fe, y fueron traspasados (atormentados) con muchos dolores" (1ª Timoteo 6:10). Efectivamente, tener la mente ocupada en la codicia y la ambición hunden al hombre en tentaciones, destrucción e inevitable perdición (Ezequiel 34.1-10). Pablo, inspirado por el Espíritu Santo, al escribir su primera carta al joven pastor Timoteo le señala:
Requisitos de los obispos

(1ª Carta de Pablo a Timoteo, capítulo 3.1-7)

1 Palabra fiel: Si alguno anhela obispado, buena obra desea.
2 Pero es necesario que el obispo sea irreprensible, marido de una sola mujer, sobrio, prudente, decoroso, hospedador, apto para enseñar;
3 no dado al vino, no pendenciero, no codicioso de ganancias deshonestas, sino amable, apacible, no avaro;
4 que gobierne bien su casa, que tenga a sus hijos en sujeción con toda honestidad
5 (pues el que no sabe gobernar su propia casa, ¿cómo cuidará de la iglesia de Dios?);
6 no un neófito, no sea que envaneciéndose caiga en la condenación del diablo.
7 También es necesario que tenga buen testimonio de los de afuera, para que no caiga en descrédito y enlazo del diablo.

(Biblia RVR1960)

Que, históricamente, un grupo no menor de los mismos creyentes evangélicos llama, de manera socarrona, "¡Asalariados!" a aquellos pastores que reciben un sueldo mensual; según ellos el pastor no debería percibir pago alguno por su trabajo en la iglesia, llama poderosamente la atención que los que así opinan son en la práctica los que más roban y se aprovechan de la ignorancia y necesidad de la gente para lucrar con la fe, amasan para sí y sus familias fortunas millonarias, autos de lujo, mansiones invaluables, yates, aviones particulares, etcétera... mientras que sus feligreses, con pesar, sobreviven a las necesidades diarias. Cabe preguntarse ¿Quiénes son los verdaderos asalariados?

Que, para ser justos, debemos decir que el Creador  no sólo rechaza las ganancias deshonestas,  también desaprueba los pagos injustos y tratos inadecuados  hacia los pastores que son honestos y que de verdad aman Su Obra. Si Dios ordenó que debería cuidarse a los bueyes que trabajan trillando, es obvio que no podemos esperar menos del trato que  la iglesia debe brindar a los que trabajan de manera honesta y transparente en ella. Los versículos que siguen nos ayudarán a entender mejor esta idea:Deuteronomio 25.4 (RVR): "No pondrás bozal al buey cuando trillare."

Mateo 10.9-10 (RVR): "No os proveáis de oro, ni plata, ni cobre en vuestros cintos; ni de alforja para el camino, ni de dos túnicas, ni de calzado, ni de bordón; porque el obrero es digno de su alimento".

Lucas 10.7-8 (RVR): "Y posad en aquella misma casa, comiendo y bebiendo lo que os den; porque el obrero es digno de su salario. No os paséis de casa en casa. En cualquier ciudad donde entréis, y os reciban, comed lo que os pongan delante;"

1ª Corintios 9.9 (RVR): Porque en la ley de Moisés está escrito: No pondrás bozal al buey que trilla. ¿Tiene Dios cuidado de los bueyes,"

1ª Corintios 9.14 (RVR):  "Así también ordenó el Señor a los que anuncian el evangelio, que vivan del evangelio."

1ª Timoteo 5.17-18 (RVR): Los ancianos que gobiernan bien, sean tenidos por dignos de doble honor, mayormente los que trabajan en predicar y enseñar. Pues la Escritura dice: No pondrás bozal al buey que trilla; y: Digno es el obrero de su salario.

Por lo tanto, la meta (no sólo de los pastores) debe ser siempre: una  actitud equilibrada y ejemplar frente a las cosas materiales.
 

No me des pobreza ni riquezas; Manténme del pan necesario; No sea que me sacie, y te niegue, y diga: ¿Quién es Jehová? O que siendo pobre, hurte, Y blasfeme el nombre de mi Dios. (Proverbios 30:8b-9)

He aprendido a contentarme, cualquiera que sea mi situación. Sé vivir en pobreza, y sé vivir en prosperidad; en todo y por todo he aprendido el secreto tanto de estar saciado como de tener hambre,de tener abundancia como de sufrir necesidad. Todo lo puedo en Cristo que me fortalece. (Filipenses 4:11b-13)

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